He oído decir varias veces que las despedidas son lo peor del mundo. En mi opinión, la despedida es la parte sencilla, ¿no? Es simplemente la confirmación de la ausencia, digamos. Lo peor es la espera hasta su marcha. La espera hasta que llega la despedida. Y la espera del después.
| La sombra de los sueños - Isabel Dávila. |
"Cuando se vaya,
sé que todo se llenará de silencios.
Sé que todos serán encierros de mente
y tazas llenas de distancia para desayunar.
Cuando se vaya,
no habrá más miedo que el de no volverlo a ver
y mi banda sonora diaria
será un violín triste que arpegie notas sin ton ni son,
porque no sabe que la música sin dueño
no es más que sonido perdido entre recuerdos.
Iré de pared a pared,
en busca de su aliento,
como cuando se te va la vida
sujeta de la mano del viento.
Y, así, de tanto en cuanto,
me acordaré de su rostro,
sonriente, infantil, enamorado.
Como quien pide un deseo,
pero resulta en vano.
Cuando te vayas,
olvidaré la forma de mis dientes.
Besaré pantallas impersonales
y mis caricias las reservaré
para cuando vuelva a verte.
Todas serán tuyas
y te esperarán como si no hubiese ayer,
ni mañana,
ni pasado,
ni al otro.
Porque habrás vuelto...
Pero mientras,
cuando te vayas,
no olvides llevarte esto tan nuestro.
Yo, mientras tanto,
esperaré con el corazón en un puño,
por si tengo que lanzar granadas
y salvarte la vida.
Así salvo dos vidas de un tiro.
Y es que, cuando estés aquí,
este mundo salvaje
será más azul que nunca
y ya no existirá el camuflaje para nosotros,
porque, sencillamente, nos camuflaremos
entre los sueños rotos
que están por reconstruir.
Cuando vuelvas,
habrás vuelto.
Y todo será diferente.
Pero ni si quiera te has ido.
Y lo peor es saber con certeza
que te alejarás de mi".
(Isabel Dávila)
No hay comentarios:
Publicar un comentario