Rol: Crítica.

Hace dos semanas, sucumbí a la presión social y fui al cine. Me compré una entrada (el día del espectador, porque me duele el bolsillo cada vez que quiero acceder a la cultura audiovisual, dicho sea de paso) y entré a ver 50 Sombras de Grey. Sí, voy a contaminar mi guarida social con bacterias, lo admito. Pero la educación en valores es una de las áreas fundamentales de la Educación Social y este film está sacando la lengua y el dedo corazón a mi carrera, a mi futuro trabajo y, lo que es peor, a mis convicciones sociales (y aquí saco yo los dientes). Independientemente de vuestros gustos sexuales, estaréis de acuerdo conmigo en que se merece una crítica rotunda y estricta.

Para empezar, tengo que decir que me pasé más de media película con los ojos cerrados. No me ruborizaban las escenas eróticas ni nada por el estilo, pero me daba vergüenza ajena el trato denigrante que recibía la chica. Lo que yo me pregunto es: ¿cómo han sido capaz de hacer que valores y acciones tales como la percepción de la mujer como un objeto, el control excesivo en la pareja, la apropiación indebida o, mismamente, el allanamiento de morada sean asociados al romanticismo? Desde luego que estamos en una profunda crisis de valores, sí; es la única explicación que le veo a todo esto. 

Como Integradora Social y futura Educadora, estoy harta de oír que la base del buen funcionamiento de la sociedad como conjunto de individuos que conviven entre ellos es la formación en valores democráticos, solidarios y, sobre todo, de respeto. Esta gente de la película (me refiero a directores, productores y el conjunto de personas que ha participado en este ataque a la Moral) se fuma todos estos valores y nos echan el humo después. Me explico; no hay ningún tipo de respeto hacia el otro cuando una persona juega con las emociones de otra a su antojo, que es lo que hace el protagonista. Se nos escapa la democracia (entendida como la posibilidad de elegir) si utilizamos el dinero, los viajes en avioneta y los Macbooks como forma de soborno. Señores, eso es la corrupción de la que tanto nos quejamos hoy en día, solo que extrapolada al área "amorosa o romántica". Y así podría seguir hasta acabar con la memoria de Blogger. 

Últimamente, se está escuchando mucho que las actitudes machistas van en aumento; y no solo por parte de los chicos, sino, más bien, por las chicas jóvenes y adolescentes. Esto es un dato alarmante en la época en la que nos encontramos; hemos superado mil y una barreras para la incorporación y participación de la mujer a casi todas las dimensiones de la sociedad, para que ahora hagamos la del cangrejo y vayamos hacia atrás. Esto es lo que transmite la película, este es el pensamiento que fomenta. No lo he deducido, que conste. Pude constatarlo al salir del cine, cuando oí a varias chicas decir: "Pues mi novio podía aplicarse el cuento y parecerse un poco más a Grey. Qué romántico es...". Por amor al cielo, almas mías. ¿Realmente se está asociando al concepto "amor romántico" la fundamentación legal de una relación sexual (cosa que, por cierto, no tiene ningún soporte legislativo), el allanamiento de morada (que aparece claramente en el filme) o la apropiación indebida? ¿De verdad que "amor" se está convirtiendo en sinónimo de dinero, ilegalidad y rotura de normas? ¿En serio que Grey es el nuevo "príncipe azul"? Si es así, creo que voy a crear mi propio concepto de "amor".

Y luego, cuando una práctica sexual violenta se convierta en rutina y aparezca en la vida diaria de una chica (o chico), necesitaremos ayuda (esto es solo un ejemplo de los muchos que podría poner). Y, afortunadamente, los Educadores Sociales estaremos ahí para prestar nuestros servicios, porque, por encima de la rotura de los valores morales, legales y sociales, hay alguien que aun cree en ellos: nosotros. 

El amor es otra cosa, chicas y chicos. El amor es saber esperar 6 meses sin ver a la pareja por cuestiones de trabajo, como espera Marisma a Víctor; es esperar en la meta de su primera maratón al otro con una sonrisa de oreja a oreja, como hizo Isa con Sebas; el amor es saber adaptarse cuando vienen mal dadas y superar toda clase de adversidades, como hacen, día a día, María y Juanan; el amor es quererse durante la eternidad y lo que viene después, como sigue haciendo Ángel con su esposa, Juana; el amor es, sencillamente, arreglarlo cuando se rompe y no tirarlo a la basura, como hacen Gabriel y Mª Jesús. Eso es el amor desde el punto de vista de una Educadora Social como yo; eso es el amor natural. 

Una crítica un tanto abrupta, lo admito. Pero es una injusticia social que, con el trabajo que cuesta forjar y arraigar un valor, aparezca una historia ficticia que se lo lleve de un plumazo.

Y encima... número uno en taquilla. Vaya tela marinera. 

Isabel Dávila.