Ayer, como siempre, tuvimos esa pequeña y efímera parte teórica que es imprescindible para comprender el temario y lo que viene después: la práctica. Además, el detalle de esa parte "magistral" (por adjudicarle un término comprensible) fue incluir un debate improvisado sobre micromachismos y otros aspectos que nos tocan de lleno como Educadores Sociales formados en la sociedad moderna y necesitados de la TIC para "sobrevivir" personal y profesionalmente.
Otro de los aspectos que tocamos ayer fue el de la publicidad. Hablamos sobre cómo puede llegar a manipularse un anuncio de revista para hacernos captar lo que los publicistas quieren que captemos e intentamos aplicarlo haciendo una pequeña dinámica-debate (con 80 personas es bastante difícil hacer una dinámica grupal, aunque se intentó). Fue impactante, realmente. Saber que una misma persona puede parecer tan diferente en función de cómo se la caracterice e, incluso, dependiendo, sencillamente, de la forma en la que esté colocado es algo que llama la atención.
Partiendo de esta actividad, llevamos a cabo otra que, en mi opinión, es un pequeño ejemplo de lo que hacemos día a día con todos los que nos rodean: juzgar por la apariencia y extraer información sobre los demás, basándonos, únicamente, en lo que vemos a simple vista de ellos. Así pues, cada uno de nosotros eligió de entre lo que tenía a mano, un elemento que nos definiese. Al azar, se eligieron varias personas y se mostró a la clase el objeto seleccionado. Entre todos, tratamos de definir al compañero/a en función del objeto y los resultados fueron geniales: unos se identificaban totalmente, pero otros no coincidían en casi nada.
Para terminar, hicimos una última dinámica para practicar y comprender la comunicación uni/bidireccional. De esta práctica fui yo una de las protagonistas, junto con otra de mis compañeras. De espaldas a la pared donde se proyectan las diapositivas, tuve que ir dibujando una figura geométrica que estaba dibujada en ella, con la ayuda de las explicaciones de mi compañera. La primera vez tan solo podía explicar ella, pero la segunda, yo podía preguntar. Cierto es que, en la segunda ronda, el dibujo quedó exacto a como realmente era. Esto es algo fundamental en el trabajo de cualquier Educador Social (o cualquier persona, ¿por qué no?): no podemos hablar, explicar e imponer nuestra ley, sino que hemos de dejar al interlocutor que se exprese, porque, quizá, de esta forma, podamos extraer mucha información que se nos escapa.
Por lo tanto, la clase de ayer fue diferente. Me llevó a plantearme ciertos aspectos que nunca antes había pensado, como los que he explicado anteriormente.
Isabel Dávila.

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