Ya lo dijo Charles Chaplin: "la vida es una obra de teatro que no permite ensayos..."
Todos necesitamos el monóculo de la felicidad, las gafas de la alegría, las lentes de la compasión. Porque somos seres humanos, sociales por naturaleza. ¿Cómo es eso de ayudar desde el corazón?

miércoles, 18 de marzo de 2015

Rol: Rastreadora.

La emotiva historia de Lizzie Velásquez: "La mujer más fea del mundo". 

Indudablemente, una de las noticias más llamativas que he visto. Es cierto que hace tiempo que pulula por los periódicos y por varias web's de Internet, pero no puedo ocultar mi asombro cada vez que leo esta noticia o veo el vídeo protagonista de la misma. 

Lizzie Velásquez nació con dos enfermedades: síndrome de Marfan, caracterizado por un aumento de la longitud de los miembros de su cuerpo y lipodistrofia, que provoca una distribución anormal de la grasa corporal. La unión de ambas enfermedades supone que la protagonista de la noticia no pueda ganar peso, por mucho que coma; así, con 26 años, no pesa más de 27kg y no supera el metro y medio de altura.

Desde el punto de vista del periódico ABC, lo más importante de esta historia es la capacidad de superación del bullying y todo lo que ello conlleva, así como la creación de un documental en su honor: "A brave heart: The Lizzie Velásquez story". Los redactores tratan de mostrar, con breves pinceladas, cuál es el hilo conductor de todo el documental y, por ende, de la vida de la protagonista, incluyendo algunos de los comentarios que ella misma ha hecho: "Me cuentan que, en mi primer día de guardería, los niños se asustaban de mí y no querían estar a mi lado". Duro y conmovedor a la vez. 

En cambio, si nos fijamos en la perspectiva que La Vanguardia ha querido mostrar sobre este asunto, cambia un poco. Se centra mucho más en el rol que, en los últimos tiempos, la señorita Velásquez ha adquirido dentro de la sociedad y por el que, hoy día, es conocida (más allá de su apariencia física): oradora motivacional y escritora. Sí, ha escrito dos libros y ha participado en la iniciativa TEDx, donde participan los grandes pensadores y emprendedores del planeta. 



Como vemos, mientras uno de los periódicos toma un aire mucho más descriptivo, basado en contar la historia y mover sensibilidades, el segundo aborda el tema desde una perspectiva más superadora, mostrando las potencialidades de la protagonista y dejando un poco a margen la historia de su pasado. 

En relación con la Educación Social, llegamos al punto clave de la educación: los valores. El respeto y la aceptación de las diferencias son los pilares básicos del buen funcionamiento y desarrollo de las relaciones humanas. Sin ellos, estamos perdidos. En mi opinión, el principal problema con el que se ha encontrado Lizzie Velásquez a lo largo de su vida es la falta de respeto hacia su persona. Y esto, señores, es un problema de educación; de educación social.

Además, es cierto que, en la sociedad moderna, el canon de belleza está tan sumamente arraigado entre los jóvenes, que no permiten ni tan si quiera una diferencia, por pequeña que sea. Esto es lo que, poco a poco, hemos de tratar de cambiar. Lizzie se sale fuera de ese canon. ¿Y qué? La perfección es aburrida. Salirse del molde es lo que le da actividad a la vida; y si esa rotura del molde es convertirse en un hito de la motivación social y un ejemplo de superación personal, muchísimo mejor. 

Vamos a dejar al margen esa tendencia a la hipercorporalización que hemos desarrollado a lo largo del tiempo. Aunque suene a tópico, lo más importante está en el interior. 

Un saludo. 

Isabel Dávila. 


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